lunes, 23 de enero de 2017

A LA DUCHA

Llega la hora de la ducha. Hasta ahora me aseaban en la cama entre dos personas, incluso me lavaban el pelo tumbada, y cada vez que me doblaban la rodilla izquierda para darme la vuelta veía las estrellas. 

Ahora en planta las cosas son diferentes. Me hacen ir a una ducha grande en otra habitación destinada para eso. No sé cómo me van a pasar el agua por todo el cuerpo, me han tenido que tapar la cicatriz de la barriga con esparadrapos y cosas varias que no me atrevo a mirar para que no se moje, tengo muchísimo miedo que me toquen lo que queda de brazo y me hagan daño, pues hoy me lo van a destapar por completo para poder lavarlo y estoy atemorizada. Ya no tengo aquel maletín conectado al brazo mediante cables que drenaba la herida.

Ilker es muy valiente y quiere acompañarme a la ducha con las enfermeras, por dentro pienso "¿Cómo va a ser capaz de mirar el muñón y la herida?" le digo que no hace falta que venga, no quiero que pase por ese mal trago pero como siempre no me quiere dejar ni un minuto a solas con mi sufrimiento.

Yo tiemblo (como tiemblo ahora al recordarlo y escribirlo), me desnudan con mucho cuidado y me sientan en un taburete con una toalla encima. Sólo soy capaz de mirar al frente casi sin parpadear, no quiero ver nada, ni el brazo ni la barriga, y lloro. Ilker me coge de la mano para darme ánimos y las enfermeras empiezan a desenvolver todas las gasas y esparadrapos del muñón (odio esta palabra).

La cara de Ilker al ver eso es un poema, no sé cómo puede aguantar este horror. Empiezan a pasarme el agua por todo el cuerpo y me pongo muy tensa cuando llegan al hombro izquierdo, les suplico que no lo hagan pero me prometen que no me harán daño y que es necesario lavar el muñón, que sólo me darán dos toques ahí con la esponja y el jabón que no voy a notar. Van con un cuidado muy especial y de reojo veo sangre en el suelo, me entran náuseas y me mareo un poco pero consigo mantenerme firme. Es cierto que no he sentido nada cuando me han tocado con la esponja, qué raro.
 Me lavan el pelo y termina la tortura. Me llevan hasta la habitación y Anne me seca el pelo con mucho tacto, y después de llorar otra vez al pensar que nunca más podré peinarme mientras me seco el pelo, consigo relajarme. Su tacto siempre es delicado y lleno de amor, esta mujer siempre me reconforta como si fuera mi madre y mucho más.

Ya no tengo alucinaciones, ni me despierto en mitad de la noche pensando que estoy en una cabaña vigilada en medio del bosque por enfermeros y enfermeras que se pasan la noche bebiendo té mientras me tienen en una cama alta hecha de troncos de madera, o en casa de aquella enfermera un poco bruta de la UCI que tiene la habitación llena de maniquíes humanos que me dan pánico, o que estoy puesta al revés en la cama y cuando despierto intento poner la cabeza donde los pies. Se han acabado las drogas por fin aunque sigo tomando medicación. Ahora toca enfrontar la dura realidad, y poco a poco ir saliendo de esta burbuja que han construido a mi alrededor para que no me entere de nada, será un proceso largo y costoso y voy a necesitar a todo el mundo a mi lado. Por primera vez en mis 31 años de vida me he vuelto completamente dependiente de los demás, pero tengo la gran suerte de contar con muchas personas, especialmente con mi familia y la de Ilker, y sé que eso me ayudará.

Intentaré ser fuerte aunque sea sólo por ellos, por no verles sufrir de esta manera, porque cuando me ven sonreír ellos se ponen muy contentos y cuando me ven llorar a veces se hunden más que yo.






Nota: Un tiempo después de esta sesión de ducha, Ilker me confesó que cuando vio el muñón en carne viva estuvo a punto de desmayarse pero una de las enfermeras se dio cuenta y le agarró de la mano para que se mantuviese fuerte, y lo hizo.

domingo, 15 de enero de 2017

CAMBIOS

Han pasado ya algunos días desde la visita de mi madre. Sigo mejorando y cada día que pasa me quitan algo; ya sea una medicación, alguna grapa de la cicatriz de la barriga, etc. También puedo caminar mejor sin tambalearme y por fin me han quitado el catéter que llevaba en el cuello y me molestaba enormemente, sobretodo porque a la hora de dar mis pasitos por la habitación me tiraban los cables del cuello y no podía avanzar.

Lloro varias veces al día, puedo pasar de la tristeza total a la sonrisa en cuestión de segundos, y ponerme a llorar de nuevo. Mis pensamientos van a mil por hora, me imagino en mi casa y en todas las cosas que ya no podré hacer, en que ya no podré bailar como antes (me encanta bailar, especialmente música latina), ni hacer mis cupcakes de colores, no sé cómo me voy a duchar, ni tan sólo cómo podré hacerme una cola de caballo cuando apriete el calor... No podré conducir coche ni ir en moto, y yo que vivo en las afueras del pueblo no sé cómo me lo voy a montar. También me preocupa mucho no volver a sentirme atractiva y deseable, no sé cómo Ilker puede seguir aquí aguantando el chaparrón, pienso que es imposible que ahora me vea con los mismos ojos de antes.

¡Vaya! ¡Me comunican una buena noticia! Dicen que estoy progresando tan bien, que ya no es necesario que esté en la UCI, y que me suben a planta. En realidad no sé cómo tomármelo, porque eso significa que ya no volveré a ver todas las enfermeras que me han atendido hasta ahora y me han tratado tan bien, especialmente Margarita y Cristina que son la alegría de la huerta. Por otro lado pienso que por fin podré ir al baño y ya no tendrán que venir a limpiarme cada vez que tenga una necesidad, pues aunque ya me he acostumbrado, he llegado a pasar mucha vergüenza, sobretodo cuando venían chicos jóvenes a asearme. También podré recibir visitas durante todo el día y eso me alienta porque sé que hay muchas personas que han querido venir a verme y no han podido porque en la UCI las visitas están muy restringidas.

Finalmente me suben a planta por la noche, casi a la hora de ir a dormir. Es una habitación muy estrecha con dos camas y la otra está vacía. Ahora ya no voy a estar tan vigilada y eso me crea inseguridad, tengo miedo que me pueda sentir mal por la noche y no poder avisar a nadie. Quiero que Ilker se quede conmigo a dormir pero también tiene que ir a casa, su madre está allí sola y no habla nuestro idioma. Pero no hace falta ni que se lo pida, porque quedarse a dormir conmigo ya era su plan, así que el pobre pone la butaca al lado de mi cama y la abre para poder acostarse, y allí vestido con los pies que le quedan colgando afuera, pasa la noche como puede.



Por la mañana deciden cambiarme de planta y de habitación, y menos mal. Ésta también tiene dos camas pero es más espaciosa y no tan agobiante. Tengo una compañera de habitación que se llama Mari Paz, es bastante mayor y está un poco sorda, pero se le ve buena mujer. He pedido que tapen todos los espejos, uno pequeño que hay en la entrada y el del baño, pues no estoy preparada para mirarme, me atemoriza pensar lo que voy a encontrar en mi reflejo y quiero evitarlo a toda costa. 

Los primeros que vienen a visitarme (a parte de mi familia) son Yigit y su mujer Gönül, una pareja de amigos turcos con la que tenemos muy buena amistad, él es como un hermano para mí. Me han traído un peluche blanco que me hace bastante gracia, pero su visita es breve porque me siento muy afectada, lloro mucho porque me ven así y pienso que les doy pena, es una sensación insoportable. Me sabe mal, espero no haberles hecho sentir mal porque en el fondo estoy muy agradecida por su visita. 
Decido comunicar en Facebook, poniendo una foto con el peluche, que me han pasado a planta para que vengan a verme los que quieran, aunque por otro lado me da mucho miedo y me inquieta pensar en las reacciones que tendrán cuando me vean así. Intento sonreír un poco.



Ha sido un día de cambios, cuando llega la hora de dormir tengo una sensación muy curiosa. Siento el codo de mi brazo izquierdo apoyado en la cama, y el antebrazo completamente erguido, con la mano entrecerrada haciendo el movimiento de pinza. Me molesta mucho porque me duele aunque ya no exista. Ilker dice que ésa es la postura que yo tenía en la moto justo antes del accidente, con el brazo doblado en 90 grados agarrando el freno y el manillar... Pues sí, es muy posible... Y yo me pregunto; ¿Cuánto tiempo va a durar este dolor?

lunes, 6 de junio de 2016

MAMA

Hoy he conseguido dar un par de pasitos con el fisioterapeuta y con la ayuda de unas zapatillas que Ilker y Anne me han comprado, y que a partir de hoy hemos nombrado "las zapatillas voladoras" ya que cumplen todos los requisitos que el fisio había pedido y con ellas he dado mis primeros pasos. También me han quitado la sonda y me han explicado que llevo unos cables que van conectados desde lo que me queda de brazo a un maletín, que sirven para drenar la herida...No quiero ni pensar lo que sale de ahí.

La verdad es que no me atrevo a mirar de ninguna de las maneras, estoy horrorizada al pensar lo que me voy a encontrar. He pedido que tapen todos los espejos que pueda haber en la habitación ahora que ya empiezo a dar los primeros pasos, no estoy preparada para esto. Mi cabeza todo el día está dando vueltas y lloro varias veces, pienso porqué me ha tenido que pasar esto a mí si yo jamás he deseado mal a nadie e intento ser siempre justa y no dañar a los demás en mi vida en general. No sé qué clase de castigo divino es esto tan fuerte que me ha pasado, Dios, ¿qué he hecho yo para merecerme esto? Llevo nueve años con mi ciclomotor arriba y abajo todos los días y nunca he tenido ni una sola caída, ni un sólo rasguño... Siempre me he considerado buena conductora. Y ahora ¿qué va a ser de mí? Pienso que voy a necesitar ayuda para toda mi vida y eso de ser una carga para los demás soy incapaz de asumirlo. Pienso que Ilker me va a dejar cuando me recupere, ¿quién va a querer a una lisiada como yo? Ahora siento que soy una mujer incompleta, me falta un pedazo de mi cuerpo que ya nunca volverá, y siento un vacío enorme dentro de mí. A pesar de todo intento mantenerme fuerte de cara a los demás porque no quiero verles tristes ya que pasan tantas horas aquí conmigo. Voy a ser fuerte por ellos y por todo el apoyo que me están dando.

Ya ha llegado la tarde y me encuentro sola en la habitación, sentada en el sillón de hospital y viendo la tele que me cuesta horrores ver la pantalla con claridad porque me lloran mucho los ojos a causa del oxígeno. Entra una enfermera que no conozco y me dice:

- Hola Mireia, ¿cómo estás?- le digo que bien- Una cosa te quiero decir, a ver, tu madre está fuera y tiene muchas ganas de verte, si tú quieres y te apetece le digo que pase, y si no le digo que se vaya y no pasa nada, pero tiene muchas ganas de verte.- me quedo estupefacta y no sé qué decir. Si bien es cierto que Ilker me ha ido diciendo estos días que mi madre le llama cada día para preguntarle cómo estoy, cada vez que Carmen, mi padre o él me han preguntado si quería verla me he negado en rotundo. Hace muchísimo tiempo que no la veo y los últimos recuerdos que tengo de ella precisamente no son agradables. La enfermera ve mi expresión de duda en la cara- Mira vamos a hacer una cosa, me voy a salir un momento y te lo piensas, y cuando vuelva me das una respuesta.- le digo que sí y se va.

Bueno, al fin y al cabo es mi madre y la verdad es que tengo mucha curiosidad por saber lo que me va a decir pero a la vez me provoca nervios e incertidumbre. Tampoco tengo nada que perder y no creo que en este contexto empecemos a discutirnos. Por otro lado he pensado mucho en ella todo este tiempo en el hospital y he sentido muchos remordimientos por no haber estado a su lado en su lucha contra el cáncer, a pesar que la relación era nula antes que la diagnosticaran tampoco se merecía que le diese tanto la espalda aunque tuviese que hacerme cargo de mi hermano. Creo que solamente desde la soledad de la cama de un hospital se puede llegar a comprender la necesidad de ser amados y atendidos cuando estamos en una situación tan vulnerable, cuando estamos postrados en una cama y las horas parece que no pasan en el reloj y la soledad, el abatimiento y el hastío se apoderan de la mente y el corazón. Es ahora cuando he comprendido que no debería haberla dejado de aquella manera, porque hay cosas en la vida que deben estar por encima del orgullo y del rencor, especialmente cuando se trata de tu propia familia. Por este motivo cuando vuelve a entrar la enfermera, le digo que sí, que accedo a ver a mi madre. Sale de la habitación para ir a buscarla y esos instantes se me hacen eternos, estoy nerviosísima y no sé qué decirle, intento ponerme erguida para que vea que no estoy tan mal.

Y de repente entra en la habitación como un huracán. Su cara refleja mucha emoción e inmediatamente se pone a llorar, es extraño porque le noto tristeza y alegría al mismo tiempo, está muy nerviosa y veo que tiembla. Viene directamente a abrazarme y darme un beso, está descompuesta y yo no sé cómo reaccionar.

- Mireiaaa ¿cómo estás?- le digo que bien y giro un poco la vista a mi brazo izquierdo y me encojo de hombros- Ya lo sé Mireia, ya lo sé, ¡pero lo importante es que estás viva! Tenía muchas ganas de verte.- No para de llorar y temblar a la vez. La enfermera entra y nos ofrece un par de tilas para relajarnos y yo la acepto de buen gusto. Mi madre le contesta que la tila no le hace nada y que antes de entrar ya se ha tomado una pastilla para los nervios, ¡pues menos mal!

Entra Ilker muy preocupado por lo que pueda pasar entre nosotras- Àngels por favor, cálmate y no llores, si quieres sal fuera un poco porque Mireia no se puede poner nerviosa, tiene que controlar la respiración.

- No no Ilker, es que estoy muy emocionada por verla y por eso estoy llorando, no lo puedo evitar, lloro de alegría porque está aquí, viva. No te preocupes que no va a pasar nada.- Yo también le digo que esté tranquilo y entonces nos deja a solas para que hablemos.

Poco a poco se va calmando el ambiente y mi madre se va tranquilizando.- Mireia, he sufrido mucho por ti, lo he pasado muy mal, cuando nos decían que no sabían si ibas a sobrevivir yo me quería morir porque tú y tu hermano sois lo más importante para mí y si os pasa algo me muero. La muerte de un hijo es lo peor en la vida que le puede pasar a cualquier persona, ¡pero tú estás aquí! Has vuelto a nacer y mira, ya sé que te falta el brazo pero ya verás que poco a poco podrás hacerlo todo.- entonces me pongo a llorar yo también- ¡Pero mira mama lo que me han hecho! Yo no sé si podré...- ella vuelve a llorar también- Claro que sí, con el tiempo podrás aprender a hacerlo todo con una mano, lo que pasa que ahora es todo muy reciente y lo ves así. Yo no quiero estar nunca más enfadada contigo, no quiero que nos dejemos de hablar nunca más y te prometo que no voy a permitir que nadie se interponga entre nosotras, ¡te lo juro! Nunca más, porque todo este tiempo que no nos hemos hablado he llorado mucho y te he echado mucho de menos.- me sorprende oír estas palabras de su boca porque no acostumbra a mostrar sus sentimientos- Vale mama, olvidemos el pasado y vamos a pasar página, ¿vale? No hablemos más de lo que sucedió porque yo también lo he pasado mal y todos estos días aquí ingresada he pensado mucho en ti y me he sentido muy mal por haberte dejado sola cuando estuviste enferma, lo siento- mi madre también se queda sorprendida por lo que acabo de decirle- ¿Ah sí? Bueno, yo me sentí muy sola pero dejémoslo estar. Te he traído unos bombones de chocolate que sé que te gustan mucho, son de la pastelería La Montserratina, de lo mejor de Vilanova.- ¡Vaya! Los bombones son muy bienvenidos y le agradezco el detalle.

Estamos un rato más charlando y cuando se despide puedo leer la satisfacción y la alegría en su mirada, no tiene nada que ver con la expresión que tenía cuando ha entrado en la habitación. Nos despedimos y siento que me he quitado un gran peso de encima, hoy he hecho las paces con mi madre después de mucho tiempo y me siento bien, se ha vuelto a abrir el vínculo entre nosotras. Por lo menos el accidente ha tenido alguna consecuencia positiva.

lunes, 23 de mayo de 2016

"GUATEQUE"

Sigo en shock. Ayer no comí al mediodía por el disgusto y después de dormir por la tarde cené poca cosa,  cuando escribí el mensaje en Facebook estaba como si me hubiesen dado un calmante, como si de repente todo hubiese cobrado sentido pero a la vez todos mis esquemas y mis proyectos de futuro se hubiesen truncado de golpe... No sé qué voy a hacer con mi vida, me siento atrapada en un cuerpo que en parte me ha sido arrebatado y no puedo hacer absolutamente nada para cambiarlo...

Margarita y Cristina entran como cada mañana pero yo no tengo ganas de hablar, me asean y Cristina empieza a meterse con el vello de mis piernas que ya ha crecido en consideración desde que me ingresaron. Me dice al oído que va a conseguir una cuchilla y que me va a depilar las piernas pero no se lo debo decir a nadie porque eso no forma parte de su trabajo y puede tener problemas. Pienso que es un cielo de persona, me hace reír y pretende que me sienta mejor. Accedo a que me depile y sí, realmente me ayuda a sentirme un poco mejor porque en el fondo me avergüenza que todo el mundo me vea con estas pelambreras. "Mira qué suave te he dejado! Ahora te pongo un poco de cremita, toca toca!" Le agradezco mucho lo que hace por mí, ellas dicen que soy muy buena paciente y nunca me quejo de nada, pero ¿cómo voy a quejarme con semejantes personas tan cargadas de paciencia, humanidad y comprensión? Mis palabras hacia ellas sólo pueden ser de gratitud. Ojalá estuviesen ellas todos los días y todas las noches, no me gusta cuando llega la hora del cambio de turno.

Hoy viene un fisioterapeuta nuevo, dice que empezaremos a caminar ya pero lo haremos progresivamente porque llevo muchos días en cama y puedo perder el equilibrio y caerme.. y además han decidido quitarme la sonda, es una buena noticia a pesar de todo. Estoy nerviosa, quiero levantarme y salir pitando de allí, regresar a mi casa y estar tranquila.. Pero aún no se sabe cuándo me darán el alta.

El fisio dice que las zapatillas que tengo no son las adecuadas, tienen que ser cerradas y bien cogidas al pie para no resbalarme, así que hoy lo único que haremos será ponerme de pie y aguantar unos segundos, para volver a sentarme después. Y así es. Tengo miedo pero me pongo en pie con su ayuda y sus indicaciones, muy despacio y agarrada a él. Cuando lo consigo siento una alegría enorme, pero mi barriga está  rarísima, me duele un poco y no la siento como mía, quiero dar unos pasos pero no me deja "Eh, eh, eh! Dónde quieres ir? Tranquila, ¡siéntate! Mañana haremos un poco más si te traen las zapatillas adecuadas" ¡No! Él no sabe mi urgencia para irme de allí, para recuperarme lo antes posible y olvidarme de esta pesadilla. Voy a dar el paso pero él hace que me siente, me pregunta si estoy mareada y yo le miento y digo que no. Dice que soy muy valiente pero tengo que tener paciencia.

Anne ha venido cargada de comida y té turco en un termo, ha hecho köfte (una especie de albóndigas de carne fritas) con patatas fritas que aún están tibias en un tupper, y ha hecho pastitas turcas dulces y saladas para dar a las enfermeras como muestra de agradecimiento. Margarita es indulgente conmigo y me deja comer lo que ha traído. Ilker, Anne y yo nos ponemos a comer juntos alrededor de la pequeña mesita blanca regulable de hospital y Anne empieza a ofrecer pastas a Margarita, ella no la entiende e Ilker traduce, inmediatamente llama a Cristina y en un momento estamos los cinco alrededor de la mesita comiendo y bebiendo té turco entre risas y complicidad, ante esta escena tan peculiar consigo olvidarme por un ratito de mi desgracia. Es un momento entrañable y creo que muy poco frecuente en un hospital, es Anne, con su sonrisa franca y su generosidad que ha preparado estos alimentos con todo su amor la que ha provocado esta mágica situación.

De repente se abre la puerta de manera brusca y nos quedamos todos callados sin movernos, ni más ni menos es la doctora que me lleva visitando hace unos días y se queda petrificada al ver la escena "¿Pero esto qué es? ¿Qué estáis haciendo?¡No me lo puedo creer! ¿Y vosotras dos?" Margarita y Cristina sueltan sus vasitos de té inmediatamente y se intentan explicar, y la doctora rompe a reír y al final termina tomando un té con nosotros ella también. Parece mentira como una situación se vuelve cómica de repente, y que eso me ayude a sentirme bien un rato a pesar de todo. Me hacen sentir muy acompañada y protegida, y esto es algo que no tiene precio porque es lo que más necesito en estos momentos.

Después de este "guateque" la tristeza, la impotencia y los pensamientos recurrentes sobre mi situación acuden de nuevo a mi mente y me provocan un llanto intermitente, de repente me pongo a llorar, de repente me calmo y sonrío, y así irán pasando los días lentamente, atrapada en un túnel que parece no tener salida.

lunes, 2 de mayo de 2016

EL PEOR DÍA DE MI VIDA

Nada más despertarme como todos los días, fijo la mirada en la fotografía que Carlos me trajo de mis ninus y que tanto me emocionó, me la pegó con celo justo en la pared de enfrente de mi cama. Aquel día vino con Anna (su hermana) que ha estado viniendo todos los días aunque no siempre ha podido entrar. Su pelo rojizo, su carácter alegre y su juventud aportan un soplo de aire fresco cuando entra por la puerta.

 A veces tengo la sensación que los perros se mueven dentro de la foto, miro durante un buen rato y veo que se desplazan. Pienso en las ganas que tengo de verlos, acariciarlos y jugar con ellos, pero creo que aún falta un tiempo.

Viene el doctor Madrazo a verme después de desayunar, con su sonrisa y su expresión juvenil. Detrás de sus finas gafas se esconde una mirada directa y vivaz que me inspira confianza, viene a preguntarme cómo estoy y a decirme que estoy progresando muy rápido y bien. Todavía se ríe por lo de la Nutella y se lo cuenta a una compañera suya que ha venido con él.

Le pregunto por la barriga y me explica con mucha delicadeza que como consecuencia del impacto recibí un fuerte golpe en los intestinos y en el colon, y que no tuvieron más remedio que cortar un poco de cada... y hacer una especie de "empalme". Me horroriza oír todo eso y me pongo a llorar, nadie me había contado nada pero él me tranquiliza porque dice que estoy muy bien, que mi cuerpo está asimilando bien la comida porque si no fuese así, entonces sí que nos tendríamos que preocupar. Cree que me voy a recuperar pero dice que con mucha probabilidad me van a quedar molestias para toda la vida con las que podré convivir. No sé cómo lo hace pero consigue contagiarme su optimismo, me transmite muy buena energía y seguridad a pesar de lo que me acaba de explicar, y le da relativa importancia al asunto. Dice que pronto me subirán a planta y esto es una buena noticia. Estoy horrorizada pero me siento optimista, qué extraño, ¿verdad?

Le pregunto cuándo podré trabajar porque estoy muy preocupada por mis compañeros de la oficina, justo poco antes del accidente mi director empezaba a darme tareas con más responsabilidad y yo estaba contenta y me sentía más realizada en el trabajo. Llevaba poco tiempo en esta oficina, desde el mes de febrero (unos seis meses) y tenía muchas ganas de aprender y crecer en la empresa. Estoy convencida que el hecho de estar de baja es un gran fastidio para ellos porque ya nos habíamos acostumbrado a trabajar juntos y siento la imperiosa necesidad de recuperar mi vida y volver al trabajo. Aquí las horas se hacen eternas, quiero recuperarme lo antes posible y le pregunto "¿En un mes ya podré trabajar? ¿Ya estaré bien?" pero mis esperanzas se ven rápidamente frustradas "No, pero no tengas prisa, primero te tienes que recuperar, ahora no debes preocuparte por eso." "Pues claro que me preocupa, no podrías decirme aproximadamente cuándo podré volver??" y su respuesta es tajante "No puedo decirte una fecha exacta, pero cuenta que como mínimo tres meses." Oh Dios mío, ¡me parece una eternidad! ¿Qué voy a hacer tres meses de baja? ¡Me voy a aburrir muchísimo! En mi interior pienso que se equivoca y como mucho en un mes y medio estaré trabajando.

Después de la comida Margarita viene a cambiarme la bata empapada de sudor, hace mucho calor en este hospital y cada vez que me ponen sentada en el sillón (lo hacen entre dos porque no puedo caminar aún, no tengo fuerza) me tienen que cambiar las sábanas mojadas. Estoy sentada y observo cómo Margarita me quita la que llevo puesta y empezamos a hablar. Le digo que quiero tener ya el brazo bien porque quiero hacer cosas y me cuesta comer con una sola mano, y dirijo mi mirada hacia abajo. Me veo completamente desnuda por primera vez, observo la enorme cicatriz de la barriga que parece una fina vía de tren con las grapas y aparto rápido la mirada hacia el brazo izquierdo por primera vez sin la bata. Veo algo raro, no consigo verme bien el brazo, ¿cómo puede ser? Giro ladeando más la cabeza hacia la derecha pero sólo veo una parte. NO PUEDE SER. Miro a Margarita que está a punto de ponerme la bata limpia y le pregunto "Porque tengo el brazo, ¿no? Lo tengo, ¿¿verdad??". Ella baja la mirada un momento y me vuelve a mirar "Tranquila, ya hablaremos de eso, ahora no te preocupes." ¿Pero cómo no me voy a preocupar? 

"¿¿HABLAR DE QUÉ?? MARGARITA, DIME QUE TENGO EL BRAZO POR FAVOR" Ella no sabe qué decir, noto que la he puesto en un aprieto y no me atrevo a volver a mirar abajo. Venga sí, tengo que volver a mirar para asegurarme que el brazo está ahí. Aparto la bata por el cuello que me acaba de poner limpia y miro abajo. Muevo muy poco el brazo y veo que no hay codo, ni mano, ni dedos... No por favor, esto no puede ser verdad. "Margarita por favor, ¡¡¡dime que tengo el brazo!!!!" Ella se queda quieta en silencio y lentamente gira su cabeza de un lado a otro para decirme que no, con el rostro invadido por la pena.

No me lo puedo creer, rompo a llorar como una descosida, no acepto lo que acabo de ver, quiero creer que es mentira, que es una pesadilla, que quizás sigo drogada de los medicamentos, pero no... Esto es real. Estoy muy enfadada y me siento traicionada por todos los que me han visto (Ilker, familia, amigos, médicos y enfermeras) y no me han querido decir nada. ¿Cómo es posible que me hayan ocultado esto tantos días? No puedo parar de llorar, estoy completamente invadida por la rabia, la tristeza y el desespero, Dios, ¿porqué yo? ¿porqué me has elegido a mí, porque me dejas sufrir tanto? Pienso que quizás habría sido mejor haberme muerto, ¿para qué sufrir de esta manera?

Margarita, mi dulce Margarita llora conmigo y me abraza, le estoy haciendo pasar un mal rato increíble. Por mi cabeza se suceden pensamientos sin parar, uno detrás de otro, siento que me estoy volviendo loca "Ahora sí que estoy jodida, Ilker me va a dejar, ¿quién va a querer a alguien como yo? Seré una carga para todos, voy a necesitar ayuda siempre. No voy a poder bailar salsa, ni cocinar, ni ducharme sola...Cuando empiece a ponerme bien Ilker me abandonará. Ahora todos sentirán lástima por mí, Dios, soy una DISCAPACITADA, una manca y esto ya no tiene arreglo de ninguna de las maneras, me quiero morir."

Margarita no me desampara, dice que podré hacer muchas cosas aunque ahora lo vea todo negro. Le digo que no me había dado cuenta que me faltaba el brazo porque lo siento completamente y también la mano. Incluso cuando estoy tumbada en la cama me molesta el codo rozando con las sábanas, ella dice que es el "síndrome del miembro fantasma" porque el cerebro sigue dando la orden a los nervios y "no se ha dado cuenta" que ya no tengo el brazo.

Llevo un rato llorando y entran Ilker, Anne (mi suegra) y mi padre. Anne viene corriendo a darme la mano, Ilker también corre a mi lado "Qué te pasa amor? ¿Porqué lloras?" Apenas puedo articular palabra cuando les veo "El bra-zo... no lo ten-go" digo balbuceando. Mi respiración se ha vuelto entrecortada y todos empiezan a preocuparse "Respira bien, tranquilízate por favor, sabes que tienes que respirar bien". Ilker no puede reprimir las lágrimas, mi padre el pobre hace lo que puede para mantenerse sereno, están todos descompuestos pero yo más, mucho más. Estamos todos juntos en la habitación (máximo se permiten dos personas a la vez en la UCI y somos cinco), Margarita no para de hablarme para calmarme y poco a poco lo va consiguiendo porque se me van agotando las fuerzas y las lágrimas, debo llevar unas dos horas llorando sin parar.

Entonces me cuenta una historia que me entretiene un poco; " Hay una chica a la que le que le amputaron una pierna y tenía el sueño de escalar una montaña, pero se veía incapaz. Muchos días iba allí y desde abajo contemplaba la cima, pero se iba frustrada porque pensaba que no la podría subir jamás. Entonces se dio cuenta que si quería subirla no tenía que mirar a la cima, sino dónde iba a poner los pies y las manos en cada paso, se concentró en eso y pensó que si no lo lograba por lo menos lo habría intentado. Y así consiguió llegar a la cima, fijándose en cada detalle y en cada paso que daba. Aprendió que no hay que ponerse metas demasiado inalcanzables, sino objetivos a corto plazo más fáciles de realizar. Después de eso se hizo escaladora profesional y escribió un libro de superación personal."

Con esta historia pretende decirme que no me frustre ahora, que no pretenda hacer de golpe todo lo que podía hacer antes del accidente, y así, poco a poco conseguiré salir adelante. Le agradezco que me cuente la historia, Ilker y mi padre no paran de animarme. Margarita se tiene que ir porque su turno ya hace media hora que ha finalizado, no quiero que se vaya porque sus palabras me hacen bien pero no lo puedo evitar. Estoy tan agotada, enfadada, horrorizada, triste e impotente, sumida en un sentimiento de desesperanza total, que ya no me quedan palabras ni lágrimas, incluso se me ha quitado el hambre (que ya es raro en mí).

Ilker y mi padre se quedan conmigo intentando darme ánimos y tranquilizándome. Le digo a Ilker "Ahora ya no te voy a gustar, es imposible. Lo siento mucho." y él se enfada "¿Pero qué dices? ¿Tú estás loca? Yo no te voy a dejar nunca, ¿me oyes?? NUNCA! Eres el amor de mi vida y esto lo superaremos juntos, ¿Vale?". Me obliga a asentir y replico "¡Pero me falta el brazo!¿No te importa?" "No, no pasa nada, yo te quiero igual. Imagínate que esto me hubiese pasado a mí, ¿habrías dejado de quererme porque me falta un brazo?" le digo que no. Me fascina y me es casi imposible de creer el hecho de  pensar que quiera seguir estando conmigo a pesar de que estoy hecha un cromo, estoy sorprendida.

Caigo en el sueño rendida del cansancio y del abatimiento que siento tanto a nivel físico como mental. Cuando despierto me encuentro algo mejor, y decido escribir otro mensaje en mi muro de Facebook para informar de las novedades, porque a pesar de todo no me quiero rendir. Hay varias personas que han respondido al mensaje que escribí ayer dándome ánimos y apoyo, y lo agradezco muchísimo, algunos de mis amigos/as aún no se habían enterado del accidente. Ilker dice que hay muchísimas personas que me quieren venir a ver y mi padre me ha contado que me tuvieron que hacer transfusiones de sangre el primer día y vinieron muchas personas a donar sangre a causa del llamamiento que hicieron por la intranet de mi empresa y la de Ilker, hubo casi una avalancha de personas que hacían colas de hasta dos horas para donar sangre e incluso salió en las noticias del día que había habido "superávit" de sangre en un sólo día. Mi padre me ha dicho que no se pensaba que yo fuese "tan importante" y que se había dado cuenta que Ilker y yo somos muy queridos por nuestros compañeros de trabajo y nuestros amigos. La verdad es que al oír esas palabras me siento orgullosa y muy afortunada de que estemos recibiendo tanto apoyo, y que Ilker no se quede solo ni un minuto porque siempre hay alguien con él mientras espera que le dejen entrar en la habitación.

 Con la ayuda de Ilker escribo un nuevo mensaje:

"Es tan curiosa la mente humana.... Pues hasta hoy no me había dado cuenta que me falta un brazo. Vosotros lo sabéis desde el principio pero yo pensaba que estaba tapado por las heridas. Tremendo shock me he llevado, pero gracias a este marido tan increíble que tengo, mi familia me han hecho ver que es cuestión de habituarse y practicar. No pienso cambiar mi pensamiento de seguir luchando y llegar al momento de celebración de la nueva vida, porque está ahí, al alcance de mi mano y sigo queriendo compartirlo. Un abrazo bien fuerte a todos y gracias por estar ahí. En breve pasaré a planta me han dicho hoy. Os avisaremos."

Ahora entiendo porqué el doctor me ha dicho que mínimo estaré tres meses de baja.



Nota: No tenía ni idea de todo el proceso que se me venía encima y por el cual tenía que pasar (aún estoy en ello), sólo pensaba en volver a mi vida de antes.

Quiero dar mi más sincero agradecimiento a Margarita (me han dicho que sigues el blog) por ser un soplo de alegría y amor en un lugar tan desagradable como es un hospital. No podía haberme tocado mejor enfermera que tú cuando me di cuenta que me faltaba el brazo, estuviste horas hablándome, lloraste conmigo y no te fuiste hasta que empecé a calmarme. Hasta el momento ha sido el peor día de mi vida pero el recuerdo de teneros al lado a ti y a mi familia le quita un poco de amargura.
Cristina y tú hacéis un buen equipo cargado de cariño y humanidad para pacientes que están muy mal como estuve yo, ¡vuestra labor es muy necesaria! Os deseo lo mejor en la vida y que sigáis así, un fuerte abrazo.

lunes, 25 de abril de 2016

RECUPERANDO LA MEMORIA

Hoy ha sido un día intenso, no me puedo quitar de la cabeza lo que he visto esta mañana en mi barriga y me parece una cicatriz demasiado grande como para que únicamente me hayan quitado el bazo. Necesito hablar con el médico para saber más, tengo la sensación de que me han ocultado información.

Ilker me ha traído el teléfono móvil y el Ipad, después de dos semanas imagino que habrá muchos mensajes y así es, el Whatsap está lleno de mensajes que voy a tardar un poco en leer y responder dado que mi visión sigue siendo borrosa y los ojos me lloran mucho por el oxígeno de la máscara. En Facebook tengo algunos mensajes de ánimo, y entonces veo que mi última publicación fue justo tres días antes del accidente, Ilker y yo habíamos ido de camping al Pirineo catalán (Espot) y había colgado algunas fotos. ¡Vaya! ¡No recordaba nada de esto! Lo último que recordaba fue el viaje que hicimos a Madrid en el mes de junio, y tenía una laguna en mi memoria desde ese viaje hasta después del accidente, del que apenas recuerdo nada. 

Me contaron que yo misma facilité el número de teléfono de Ilker a la policía y conseguí recordar ese momento; estaba tendida en el suelo, el brazo izquierdo me dolía mucho porque alguien me había cambiado de postura  y sólo veía el asfalto. Alguien que estaba de pie frente a mí me preguntó si podía facilitar el número de teléfono de mis padres o de algún familiar, y yo lloriqueando y sin fuerzas canté el número de Ilker alto y claro. Lo recuerdo como si se tratase de un sueño, cómo se me iban agotando las fuerzas y les decía llorando "El brazo! el brazo! Me dueleeee!". Pensaba que me iba a morir allí mismo. Parece que poco a poco voy recuperando la memoria.

Ilker ha dejado a su madre en casa porque está cansada del viaje y le obligo a irse con ella por la noche, me niego en rotundo que vuelva a dormir en el coche. Después de cenar y darme el masaje diario en las piernas y en los pies, consigo que se vaya a descansar, no sin antes haber conectado el Ipad al teléfono convertido en router con señal wifi, para que pueda tener internet ya que así podré verlo todo más grande. Me pone la mesa ajustada a la cama para que pueda apoyar el teléfono y el Ipad con sus respectivas fundas y después se va. Así que como no me veo capaz de responder todos los mensajes de Whatsap, decido publicar un mensaje en mi muro de Facebook para informar de lo ocurrido y que la gente sepa que estoy bien, ya que han sido muchísimas personas las que se han acercado al hospital o han llamado a Ilker pero no me han podido ver.

"Gracias.muchas gracias a todos los que os habéis preocupado por el desgraciado accidenté que casi me quita la vida hace unas semanas. Considero que he vuelto.a nacer de nuevo y cada día que. Pasa voy mejorando pasito a pasito. Cuando pueda recibir visitas os avisaré porque aún estoy en la UCI pero que sepáis que todo vuestro apoyo es y sigue siendo importantïsimo para mí. Por eso cuando salga del hospital no oos escaparéis y celebraremos mi nueva vidas e la la que formáis parte. Un beso desde el fondo de mi corazón para todos y cada uno de vosotros."


Soy consciente que hay errores ortográficos porque no veo bien y me cuesta mucho rato escribir este mensaje, termino agotada de hacer el esfuerzo por fijar la vista pero ha valido la pena, necesito comunicarme con el mundo exterior. Una vez hecho esto, y después de beberme el vaso de leche antes de dormir, la enfermera de noche guarda los aparatos al lado del televisor y se va dejando la habitación a oscuras.


Entonces oigo mucho jaleo fuera, resulta que después de dar de cenar a los pacientes, acuden familias enteras con niños con pocos recursos y también les dan de cenar. Hay ollas grandes con sopas, los niños van un poco sucios y malvestidos, les puedo ver a través de la puerta entreabierta. Oigo como un padre intenta ganar dinero a costa de su hijo pequeño, le dice a una de las enfermeras que sirve comida que su hijo con tres años sabe tocar el tambor e insta al niño a que proceda a su actuación, cuando termina el padre sigue insistiendo que por 30 euros puede llevarse al niño a fiestas o reuniones para que toque el tambor. La enfermera se niega en rotundo y yo siento mucha pena por el niño. Tengo mucho miedo de dormirme y que entonces alguien aproveche para entrar en la habitación y robarme mis aparatos. No quito ojo al punto de luz rojo del televisor por si acaso veo alguna sombra. No puedo dormirme hasta pasadas dos o tres horas, cuando ya no oigo a nadie y por fin caigo rendida al sueño.




Nota: Como habréis imaginado, el último párrafo fue fruto del efecto de la medicación pero yo lo viví muy intensamente y me pareció muy real, estuve varias horas con miedo que algún desconocido entrase en la habitación y me robara o me hiciese algo.








martes, 5 de abril de 2016

HA LLEGADO UN ÁNGEL

Son las 07:15 de la mañana y por fin dejan entrar la primera visita del día, que llevo esperando desde las 06:00 a.m. como todos los días. Mi padre y Carmen dicen que Carlos (el hijo de Carmen) ha venido a verme. Carmen sale para dejarle entrar ya que sólo pueden haber un máximo de dos personas en la habitación. Es un chico de veintipocos años alto, muy delgado y moreno. Mi relación con él es buena, aunque es bastante reservado tiene buen corazón y adora a mis "ninus" (llamo así a mis perritos). Le noto nervioso, sé que no sabe qué decir y me sabe mal que se vea en esta situación. Como ellos están cuidando de mis ninus (mi padre, Carmen y Carlos) le pregunto por ellos y me dice que están muy bien, que ha pensado en traerme una foto de ellos para tenerla en la habitación y me parece muy buena idea, así que el próximo día la traerá. No puedo evitar llorar un poco al acordarme de ellos. La visita no dura más de diez minutos. Me vuelvo a dormir hasta la hora del desayuno, en el cual me sirven un vaso de leche con azúcar y un paquete con cinco galletas que Margarita se encarga de untarlas bien de Nutella y de paso la prueba ella también "Ay! Es que está tan rica... Y tenerla aquí es un peligro...Uuuhmmm qué buena!" dice mientras se relame un dedo que se le ha manchado mientras me untaba las galletas. Ay sí, es mi droga y le agradezco muchísimo que me la deje comer todos los días aunque sea muy dosificada. Después del desayuno me quedo un rato dormida.


Cristina y Margarita han terminado de asearme y están concentradas en mi barriga. Yo les pregunto qué hay ahí y me dicen que tengo una herida que está sanando muy bien. Pregunto qué es eso de las grapas, me dicen que como la herida era grande tuvieron que ponérmelas para aguantar la piel...

Tengo mucho miedo de mirar, de pensar en lo que me voy a encontrar, pero ellas siguen quitando algunas. No me hacen daño porque no siento nada y me preguntan si quiero mirar, que está cicatrizando todo muy bien. Después de darle unas cuantas vueltas al asunto, decido que lo voy a intentar. Levanto un poco el cuello para mirar hacia abajo y... ¡HORROR! ¿¿Qué es esto?? Apenas puedo mirar medio segundo, abro los ojos como platos e inmediatamente quiero borrar esta imagen de mi mente.. Dios mío, ¿qué me han hecho? El medio de mi barriga parece una pequeña vía de tren, con una cicatriz que empieza justo debajo del pecho y no he conseguido ver dónde termina, ¡ni quiero! Está llena de grapas de arriba a abajo, unas grapas más grandes que las que usaba yo en el colegio para grapar hojas... Arranco a llorar, no me lo puedo creer, ¿pero qué ha pasado?

Cristina y Margarita intentan calmarme y me explican que cuando llegué tuve una operación seria en la barriga y me tuvieron que quitar el bazo. Me dicen que no me preocupe, que puedo vivir sin él toda la vida... Pero yo no me puedo quitar de la cabeza lo que he visto... No voy a mirar más, ni tan sólo lo voy a tocar. Me quedo muy triste y chafada con la noticia.

Dejan entrar a Ilker, saben que las visitas me van bien y les dejan estar mucho más del tiempo permitido. Al cabo de un rato Ilker dice que tiene que ir al aeropuerto a buscar a su madre y que ha venido a verme mi amiga Aída. Él se va y entra ella, hace tiempo que no la veo aunque creo que ella vino a verme cuando estaba "dormida" y me alegro de que esté aquí, desde hace un tiempo vive en Tarragona e imagino que hoy será su día de fiesta porque ha tenido que hacer casi 100 km para venir a verme. Hablamos un poco y me traen la comida, hoy toca muslos de pollo que huelen muy rico. La verdad es que la comida de este hospital está bastante bien, suele ser sabrosa y variada, cosa rara en los tiempos que corren. Entra mi padre para ayudarme a comer pero quiero hacerlo yo sola. Se sientan los dos enfrente de mí y dado que no puedo usar el brazo izquierdo porque está como paralizado, intento ir cortando a trozos con el cuchillo y arrancando la carne del hueso con el tenedor. Mi padre hace varias veces el intento de levantarse de la silla para ayudarme a cortar la carne, pero me niego en rotundo y le hago sentarse de nuevo. Aunque estoy triste y de mal humor, quiero que mi amiga me vea bien, quiero hacerlo yo sola pero al final me desespero porque los muslos van de un lado al otro del plato y no consigo sacar la carne, así que me rindo y accedo a que mi padre me la corte en trocitos. Él dice que no pasa nada, que a él no le cuesta y lo hace encantado pero a mí me sabe mal porque no quiero ser una carga para nadie. Termino de comer y Aída se queda un rato más, cuando se va me quedo dormida.


Son alrededor de las 15:00 y viene la enfermera ruda a despertarme (Cristina y Margarita terminaron su turno), me avisa que ha venido mi suegra y que ahora va a entrar. Me despierto de golpe, me da mucha pena que me vea así pero desde que supe que iba a venir ansío verla más que nunca.

Anne (en Turquía a las suegras se les llama Anne, que significa "mamá") entra por la puerta, la veo un poco sofocada y viene casi corriendo hacia mí. Me emociono muchísimo al verla y no puedo evitar derramar alguna lágrima, digo "Anneeee" y me coge de la mano, ella también se emociona al verme, apenas puedo articular palabra, le pregunto en turco cómo está y me dice que bien, ha venido sudando porque se ha estresado un poco en el viaje y tenía prisa por llegar. La considero una mujer muy valiente, que sin apenas salir nunca de su pueblo se atreva a hacer sola este viaje en avión para venir a cuidarnos, dejando a su marido, su hija y sus nietos allí.

A partir de ahora sé que todo irá mejor estando ella aquí, Ilker dejará de dormir en el coche, descansará y comerá bien, y yo estaré más tranquila porque sé que cogerá las riendas de la casa y pondrá un poco de orden en este caos. Para mí es un ángel maravilloso, cargada de ternura y buenas intenciones que ha venido a ayudarnos.


Nota: A fecha de hoy, todavía evito tocarme la barriga porque aunque con el tiempo he ido recuperando un poco de sensibilidad, en según qué zonas tengo la sensación que estoy tocando un trozo de cartón y  es angustioso para mí. También evito mirarme demasiado la cicatriz porque es muy aparatosa y además en la parte de abajo se hunde en la piel, me parece horripilante. Supongo que llegará un día en el que ver ese tajo vertical que me cruza toda la barriga hasta más abajo del ombligo dejará de importarme, o no. Quién sabe...

lunes, 28 de marzo de 2016

FACTORES QUE ME SALVARON LA VIDA, MASAJES Y VISIONES

Ya puedo empezar a hablar un poquito, aunque apenas me sale la voz puedo hacerme entender. También he empezado a comer sólido y parece que mi cuerpo acepta bien la comida, aunque con poca cantidad ya me siento llena. Todo el mundo me dice que tengo que comer y eso no es problema para mí porque en ningún momento he perdido el hambre. Mi doctor del aparato digestivo (Dr Madrazo) se queda maravillado de que la comida me siente bien y no la vomite. A este doctor no le había visto antes pero me encanta, es joven, lleva el pelo un poco largo castaño y con gafas. Cuando viene a hablarme no sé cómo lo hace pero me inyecta energía positiva, es alegre, cariñoso y me hace bromas con la Nutella, cuando las enfermeras le dijeron que fue el primer alimento que comí no se lo podía creer y se partía de la risa.

Apenas me ponen ya la máscara fuerte y a diario pasa algún fisioterapeuta que me hace hacer ejercicios para respirar mejor. A veces me pongo nerviosa cuando quiero hablar y respiro fatal, entonces me tienen que subir el oxígeno. Tengo un aparato en el brazo que me mide la tensión cada ciertas horas de manera automática y siempre me despierta por las noches. Entre este aparato, la cama que se va moviendo (y hace ruido cuando se mueve), los enfermeros  que pasan a hacerme la higiene a las 12 de la noche (sí, hay chicos más jóvenes que yo que me lavan mis partes íntimas y lo paso fatal) o las radiografías a las 2 de la mañana, dormir es complicado teniendo en cuenta que a las 6 ya me despiertan.

He preguntado por el accidente y me han dicho que sucedió sobre las 8 de la mañana cuando me iba a trabajar en ciclomotor como cada día, en una curva cerrada en la que también hay cambio de rasante (en la que se ha matado mucha gente) justo antes de entrar en Sitges, un vehículo que venía por el sentido contrario no tomó bien la curva e invadió mi carril chocándome frontalmente. No hubo más heridos y el chico que me atropelló iba bebido... Me dijeron que yo misma tumbada en el suelo di el número de teléfono de mi marido y entonces logré recordar ese momento... Se lo estaba dando a un policía (no recuerdo si era chico o chica), lo dije casi cantando con la voz débil, me dolía mucho el brazo izquierdo y lloriqueaba sin fuerza "por favor, que alguien me ayude, me duele, me duelee!" no podía ver las caras de nadie, sólo podía ver el asfalto y pensaba que nadie me escuchaba y que me iba a morir allí mismo. Lo recuerdo como si fuese un sueño. Después me trasladaron al hospital de Bellvitge en helicóptero (de eso ya no me acuerdo aunque me dijeron que estuve consciente en todo momento hasta que me sedaron una vez subida al helicóptero). Mi padre dice que los médicos le dijeron que hubo tres factores que me salvaron la vida:

1- Que no era bebedora ni fumadora, ya que perdí tanta sangre que en caso de haber sido bebedora o fumadora, no habría llegado viva al hospital.

2- Que el helicóptero estaba disponible para venir a buscarme.

3- Que cuando llegué al hospital, los médicos ya me estaban esperando en quirófano.

Fue duro empezar a saber detalles, pero necesito conocer la verdad. Sé que a ellos les resulta difícil hablarme del accidente.

Desde que desperté del coma inducido que duró once días, a Ilker se le ocurrió la genial idea de darme un masaje en las piernas y en los pies antes de irse por las noches, y creo que no es consciente del bien que me hace... Recuerdo que la primera noche él y mi padre estaban sentados a los pies de la cama e Ilker le dijo a mi padre que me iba a dar un masaje en las piernas. Mi padre no puso muy buena cara, no estaba convencido de que fuese una buena idea pero Ilker siguió con su propósito haciendo caso omiso y diciéndole a mi padre que en Turquía cuando los familiares van al hospital a ver un enfermo es algo típico que se suele hacer para aliviarle, y efectivamente tenía toda la razón. Esa primera vez yo aún no podía hablar, Ilker empezó despacio aplicándome una crema hidratante con mucho cuidado y yo creí tocar el cielo, después de todo lo ocurrido era un gran alivio recibir ese reconfortante contacto físico, la primera vez lloré de la emoción pero creo que no se dio cuenta. Yo miraba a mi padre por el rabillo del ojo y me percaté de su incomodidad, él no sabía dónde mirar y a veces miraba al techo. Quizás pensaba que era un momento demasiado íntimo. Los siguientes días casi siempre me lo hacía cuando nos quedábamos solos y me preguntaba "¿Quieres más?" y yo siempre decía que sí. Adoro sentir ese contacto, es nuestro momento íntimo del día y no quiero que termine nunca.

Estamos ya a 2 de setiembre, han pasado 15 días del accidente e Ilker dice que mañana llega su madre de Turquía. Está contento pero yo me pregunto "¿Qué va a hacer aquí? Estará todo el día en casa aburrida porque además no entiende nuestro idioma.. ¿Cómo lo hará? ¿Cómo hará Ilker para estar pendiente de las dos?". Por otra parte me alivia porque así Ilker se verá obligado a dormir en casa para no dejar a su madre sola, seguro que ella le obligará a comer y cogerá las riendas de la casa. Tengo muchísimas ganas de verla, ella siempre ha sido buena conmigo y desde el primer momento me aceptó como una hija más. Cuando vamos a visitar a la familia de Ilker en Turquía ella siempre cocina platos que nos gustan, nos da lo mejor que tiene en casa, incluso la mejor habitación para que estemos cómodos. Con su familia, conocí el verdadero valor de la hospitalidad, la generosidad y la importancia de una familia unida a pesar de todos los problemas que pueda haber. Verdaderamente la siento como una auténtica madre, aunque ahora hará unos tres años que no la veo.

Así que después del masaje, Ilker se despide para irse a dormir al coche, con un poco de suerte ésta será la última noche que pasará allí. Mañana me traerá el Ipad y el móvil, no quiero pensar la cantidad de mensajes y llamadas que se habrán acumulado en estos 15 días y siento la necesidad de comunicarme con el exterior a pesar de mi visión borrosa. Hace poco entre él y mi padre me pusieron una televisión plasma en la habitación con el visto bueno de mis dulces e indulgentes enfermeras Cristina y Margarita. Intento verla un poco pero al rato mi visión se vuelve borrosa y no puedo seguir. Por la noche vienen a pincharme en la barriga un medicamento para que la sangre circule bien ya que todavía no me puedo mover. No siento el pinchazo y me parece extraño, pero al cabo de unos segundos siento un picor doloroso que se va extendiendo durante unos 20 minutos, y después de tomar un vaso de leche calentito (antes de dormir, por las noches tienen el detalle de ofrecerte un zumo, un poco de leche, un yogur o una infusión), me quedo dormida pensando en las ganas que tengo de volver a ver las flores de mi jardín, de jugar y dormir con mis perros o de ir a pasar un fin de semana en Can Vila (una casa rural situada en la Garrotxa) para echarnos unas risas con Gloria, Koldo y sus perritos y estar en contacto con la naturaleza. 

Estas visiones me dan fuerza para seguir luchando, por todos los buenos momentos que me quedan por vivir, por mi marido y por mi familia.

lunes, 21 de marzo de 2016

ALGÚN DÍA NOS REIREMOS DE ESTO

Entra un sol radiante en la habitación que ilumina perfectamente toda la estancia. Cristina y Margarita  entran dicharacheras para hacerme la higiene, han quitado las sábanas y me han desnudado, y mientras una me va tirando cubos de agua caliente por todo el cuerpo, la otra me va enjabonando con una esponja de arriba a abajo y con un jabón que no huele. A continuación me vuelven a echar agua para quitarme el jabón y me secan con delicadeza, terminan el proceso poniéndome aceite en la espalda, en las nalgas y en las piernas, dicen que es para evitar llagas. Me lavan el pelo entre las dos, Cristina intenta encontrar una crema suavizante para mi pelo porque dice que el champú que hay de hospital me lo va a dejar como un estropajo. Entonces se da cuenta que en una estantería hay un champú y un suavizante que alguien me habrá traído y me los aplica con toda la paciencia del mundo, hace comentarios muy bonitos sobre mi melena. Después me la secan y me hacen una coleta bien sujeta.

Dicen que volveremos a hacer lo mismo, ahora cuando entre mi marido llevaré puesta la máscara pequeña y así se irá contento, y cuando se vaya me pondrán la fuerte. Yo acepto el trato, quiero que me vea bien y no se preocupe tanto. Cuando han terminado veo que están las dos sacando algo de mi barriga y se la miran con detenimiento, ¿Qué estarán mirando? Oigo una de ellas decir que las grapas se pueden ir quitando poco a poco. ¿¿GRAPAS??¿¿QUÉ GRAPAS?? Inmediatamente me vienen a la cabeza imágenes de estos días atrás, recuerdo que más de una vez he visto las enfermeras mirar y tocar la barriga, eso quiere decir que tengo una herida importante allí...Oh no...No quiero pensar, seguro que me la curarán y cuando salga de aquí estará todo bien, me niego a mirar.


Después se ponen a hacer algo con mi brazo izquierdo, parece que les cuesta bastante pero yo no siento nada, sólo al final noto cómo me lo están envolviendo fuertemente y se van ayudando entre ellas. Imagino que me habrán cambiado el vendaje porque no veo nada, me da miedo lo que me pueda encontrar, cuando esté todo más curado entonces miraré.


Ya no siento vergüenza con ellas porque me tratan con mucho amor y naturalidad, nunca hubiese pensado que podría llegar a sentirme así de mimada en un hospital, las adoro y el rato que están conmigo siempre es agradable. Sin embargo por las tardes viene una enfermera algo mayor, es ruda y de carácter seco, y cada vez que se acerca a mí me pone muy nerviosa porque se hace un lío con los cables que están conectados a mí y los desenreda de una manera tosca y algo agresiva, me da miedo que me desconecte algo de un tirón. La vi ayer por la tarde por primera vez y me obligó a comerme la compota de manzana, me iba dando cucharadas en la boca pero demasiado rápido, me agobia esta mujer y no me siento bien cuando está en la habitación. Ayer me despertó de mi siesta diciendo que ya estaba bien de tanto dormir (había dormido dos horas) y me puse de mala leche, porque si estoy despierta y no hay nadie me aburro mucho y pienso demasiado, las horas no pasan.


Mueven la cama y me quedo en una posición sentada, me colocan una almohada bajo el brazo derecho para que me pueda apoyar y me hacen bromas sobre Ilker "Uuuyyyy... ya verás cuando te vea lo guapa que te hemos dejado", "Anda que le tienes enamorado, eh? Está aquí todo el día, no se despega de ti.", "Vaya marido que tienes, muchas quisieran...".


Ilker entra en la habitación y su expresión es muy alegre, me aparta la máscara para darme un beso en los labios y me dice que estoy guapísima, sin embargo él parece más delgado y cansado, no puedo imaginar lo que estará pasando. Le conozco y seguro que no come ni descansa bien, además siempre me repite que aunque no pueda estar conmigo en la habitación porque el horario de visitas es limitado, siempre está cerca de mi "o estoy en el coche, fumando en la calle o en la sala de espera, piensa que siempre estoy a tu lado, no me alejo de ti". Y sé que dice la verdad. Me cuenta que hay muchísima gente a nuestro lado, que nunca le dejan solo y que no tiene tiempo de aburrirse porque está todo el día atendiendo al teléfono sin parar porque la gente no para de llamar y de mandar mensajes. Todos los días me va informando de las personas que vienen a vernos o llaman, me siento agradecida por este apoyo y me gustaría mandar un mensaje por Facebook para comunicar a la gente lo que me ha pasado y dar las gracias, ya que no puedo hablar con nadie.


Cristina tiene una fabulosa idea, nos da hojas de papel en blanco y un rotulador para que yo pueda escribir y comunicarme con Ilker, ¡genial! Tengo tantas cosas que preguntarle y decirle que no sé por dónde empezar. Tampoco sé si podré escribir bien porque aún tengo la visión borrosa, pero voy a intentarlo.





Me cuesta horrores escribir, apenas puedo enfocar la vista. "TU QUE TAL" me dice que él está bien. "CASA", dice que la casa está bien pero que él no está allí porque no se mueve del hospital, me da miedo que nos entren a robar o se metan okupas porque últimamente están ocupando muchas casas de nuestro barrio. 


Hago un gesto con la mano por encima de mi barriga simulando una barriga de embarazada, Ilker no entiende y le pongo "ESTOY EMBARAZADA" y niega rotundamente "No". Qué raro, y porqué yo pensaba que sí? Aunque a decir verdad, siento un gran alivio, pero no me cuadra la nota que vi que entregaba una policía en el accidente en la que ponía que estoy embarazada, quizás lo habré soñado.

"HE PENS MUCHO EN MI MADRE" "PORQUE CUAN ELLA ESTUVO ME PORTÉ MAL" (me refiero a que me porté mal cuando estuvo ingresada en el hospital por el cáncer que sufrió). Él se queda extrañado y no dice nada, se limita a encogerse de hombros. "MOVIL", dice que esta noche me lo traerá. Escribo cosas que no entiende y prefiero cambiar de tema. "UNA VEZ DE PEQUEÑA 1 MUJER" Ilker no entiende lo que le quiero decir y me doy cuenta que la historia que le quiero contar es demasiado larga y no la voy a poder escribir entera. Le quiero explicar que una vez cuando era pequeña (pre-adolescente) una amiga de mi madre en una de sus visitas a nuestra casa me leyó la mano y me dijo que a la mitad de mi vida iba a tener un accidente o una enfermedad muy grave, iba a estar entre la vida y la muerte, pero que saldría adelante y llegaría a muy viejita, que tendría la vida muy larga. De momento parece que acertó en la primera parte. "QUE A LA MITAD DE MI VIDA HE VUELTO" Ilker asiente con ojos vidriosos. "ALLAH ES" y antes de terminar la frase, él asiente de nuevo y me coge de la mano, me ha entendido a la perfección y sigue mirándome algo emocionado, no hace falta que la termine, quiero decir que Dios es grande y es la primera vez en mi vida que digo algo así, lo escribo profundamente convencida porque "HE REZA" (he rezado) y mis rezos han sido atendidos. "CREO QUE HOY ESCRIBIRÉ 1 MENSAJE A TODOS" cuando me traiga el teléfono lo escribiré en Facebook. "ESTÁS MUY GUAPO" "Tú también", me contesta. "HE PASADO MUCHAS HORAS CADA DÍA, CANSANCIO DE TODO", "HOY LUEGO A OTRA MAQUINA" "ESTOY PREPAR" (estoy preparada para lo que me echen, con tal de salir de allí lo antes posible)"MI MAMORSITO TE QUIERO" y así, termino de escribir completamente agotada del esfuerzo y de forzar la vista. 

Ilker dice que va a guardar estos papeles de recuerdo y que algún día los miraremos para recordar y reírnos. Me besa otra vez y se va para volver en unas horas, cuando le dejen entrar de nuevo. Cada vez que sale por la puerta se me cae el mundo encima, quisiera que no tuviera que irse de mi lado, pero también quiero que descanse y se cuide, no quiero que lo pase mal ni que se aburra de estar conmigo. Menos mal que también viene mi padre todos los días, con él tengo una sensación parecida. Cuando me despiertan las enfermeras a las seis de la mañana, ya estoy impaciente por verles entrar por la puerta, y a Carmen también. Qué suerte tengo de tenerles a mi lado.




Nota:  Nunca estuve embarazada, lo que ocurrió fue que en el accidente tuve una hemorragia interna en la zona de la barriga muy grave y se hinchó, y en un primer momento los servicios sanitarios y la policía no se percataron y pensaron y comentaron entre ellos que posiblemente estaba embarazada. Lo escuché y se me quedó grabado en el subconsciente, y debí tener algún sueño muy real en el hospital en el que veía la nota y pensé que esa nota existió en la realidad cuando desperté.


lunes, 7 de marzo de 2016

ISMAEL, LA NUTELLA Y YO

Abro los ojos no sin esfuerzo, me da la sensación que me han cambiado de habitación. Llevo una máscara de oxígeno más suave. Giro la cabeza a la derecha y a través de la ventana grande cuadrada veo un día soleado y observo un montón de coches de juguete tamaño miniatura teledirigidos por unas cuantas personas que hay alrededor, hay mucho bullicio y me sorprende tener estas vistas de la calle, ver los mini-coches circulando y creando atascos en la calzada con los mini-semáforos, me gustaría estar allí para ver de cerca el espectáculo, pues siempre me han gustado las miniaturas.

Veo que Ilker está a mi lado pendiente de mí "Buenos días amor, ¿qué tal?" asiento con la cabeza para contestarle que estoy bien. Giro la cabeza hacia el otro lado y a través de la puerta entreabierta veo que se ha convocado una junta de vecinos de todo el edificio, y después de tratar los puntos del día se ponen a jugar al bingo. Hay mucha gente y tienen pinta de tener dinero, al menos unas 100 personas, caray, ¡qué bien se lo pasan algunos! Y yo aquí muerta de aburrimiento. Entra una señora mayor a la habitación a la que le ha tocado un jamón del bueno en el sorteo para preguntar si puede ir al baño, y un señor con gafas le dice que sí mientras le sujeta el jamón. El señor se jacta de que a él le ha tocado un fin de semana en un hotel rural, ¡vaya suerte! Ahora me iría yo volando a la montaña... No puedo evitar quedarme dormida otra vez mientras pienso en esa escapada rural...


Me despierto de golpe, Ilker sigue a mi lado y entra una enfermera nueva; se llama Margarita y también lleva uniforme azul, es de baja estatura, de tez blanca, pelo negro y liso, lo lleva recogido con flequillo, es muy delgada y su sonrisa es radiante, tiene la voz un poco ronca y se nos presenta con mucha alegría, dice que a partir de ahora será mi enfermera de las mañanas. Ilker la saluda con efusividad y me dice que mi primo Ismael está a punto de llegar. De mientras, Margarita dice que tiene una noticia para mí y es que hoy por primera vez...¡me dará agua para beber! Oh sí, por favor, que me la traiga urgentemente, ¡quiero quitarme esta asquerosa sequedad de mi boca!

Trae un vaso blanco de plástico con agua hasta la mitad, y una pajita para que vaya bebiendo a pequeños sorbos, dice que tengo que beber muy despacio. Me incorpora en la cama y quedo en una posición semi-sentada, me aparta la máscara de oxígeno y me acerca la pajita. ¡Allá que voy! Ooooh, ¡por fin! Siento el agua entrar a mi boca, le doy un fuerte sorbo para que entre el máximo posible de agua y Margarita me aparta el vaso "Así no, más despacio". Le hago caso y voy dando pequeños sorbos, hasta que me la termino en unos minutos. Qué alivio, mi boca por fin se refresca aunque mis labios siguen súper resecos, espero que poco a poco irán volviendo a la normalidad. Margarita dice que tenemos que esperar un rato para comprobar que no me siente mal, y si en un par de horas sigo bien, me dará más agua y seguidamente se va. Me duermo otro ratito, bastante aliviada al fin...

Al cabo de un rato, Ismael entra por la puerta con una sonrisa y lleva un paquete en la mano, es la primera vez que me ve despierta y dice que es un regalo para mí que me ha traído de Andorra. Ilker le ayuda a terminar de ponerse la bata verde y me río de nuevo, me parece cómico verle tan grandote intentando entrar en una bata más bien pequeña y luego atársela mientras oigo el ruido de algún jirón en la tela, el pobre apenas puede moverse para no destrozarla, parece un árbol de Navidad. Le veo muy contento y haciendo bromas como siempre, me entrega el regalo y... resulta que es una caja que contiene un bote grande de Nutella y una taza a juego de la misma marca, ¡¡oh!! ¡¡Me encanta!! Lo que daría yo ahora por meter una cuchara en el bote y empezar a degustarla! Llevo tantos días sin comer ni beber... Maldita sea, tendrá que esperar, !pero es que no puedo más! Ismael dice que me quería traer algo de Andorra y no sabía qué comprarme, pero cuando vio la caja no se lo pensó dos veces. No pensaba yo que me conocía tan bien. Me ve tan contenta que me hace una foto con la caja, qué gran acierto ha tenido, quisiera decirle lo agradecida que estoy por el detalle pero aún no me sale la voz.

Ilker se ha ido para que pueda entrar mi padre (sólo pueden estar dos personas a la vez). Está hablando con Ismael, que siempre sabe cómo quitar hierro a los asuntos peliagudos, cuándo hacer una broma y reírse de uno mismo, Margarita entra de nuevo en la habitación y esta vez usamos la taza nueva para llenarla de agua, sé con seguridad que a partir de hoy va a ser mi taza favorita. Para mi gran sorpresa, dice que hoy empezaré también a probar la comida. Jolines, ¡si al final a mí también me ha tocado hoy el bingo! Me da a elegir:

- Hoy empezarás a probar sólido ya que el agua la has tolerado bien. Tengo una compota de manzana muy rica de frutas, está fresquita y seguro que te va a sentar muy bien, va fenomenal para ser el primer día que pruebas la comida y es ligera. Pero si quieres, puedes elegir entre la compota o la Nutella que te ha traído tu primo - se me abren los ojos como platos, ¡no puedo creerlo!- Yo te recomiendo la compota, pero puedes elegir- Nutella, ¡Nutella por Dios! Mis oídos no pueden creer lo que están oyendo. Me pone las dos cosas delante y señalo el bote de Nutella, ¡que le den a la compota! Lo tengo clarísimo...

Margarita abre el bote y esos instantes se me hacen eternos. Coge una cucharita de plástico blanco y la introduce con suavidad en el bote para coger una pizca de Nutella. Me aparta la máscara otra vez e introduce la cucharita en mi boca... Ooooh sí, cierro los ojos y me muero de placer al saborear esa pequeña muestra de mi droga favorita, siento que por un instante estoy en el cielo... No puedo creer que el primer alimento que tomo después de tantos días sin comer sea mi favorito. ¡Qué bien me cae Margarita! Se termina rápido el sabor y abro los ojos, ¡quiero más! Y sí, Margarita es indulgente conmigo y me da otra cucharadita. Mi padre e Ismael están boquiabiertos al ver la expresión de placer que se refleja en mi rostro, mi primo está que no se lo cree, me ha hecho otra foto justo cuando estaba tomando la primera cucharadita, creo que están los dos casi llorando de la emoción. Está un rato más con nosotros y creo que me quedo dormida antes de que se vaya. 



Hoy ha sido un gran día, si me han dejado beber y comer es porque estoy avanzando, ya queda menos para salir de aquí.



Nota: Tanto los mini-coches como la junta de vecinos y el bingo fueron alucinaciones que tuve de la medicación que me administraban. Tampoco me habían cambiado de habitación pero yo la veía diferente. Mi primo Ismael vino al hospital todos los días, el día del accidente se encontraba en la montaña (La Molina) con su madre, hermano y
sobrinas porque habían ido de cámping. Él tenía que volver a Andalucía donde vive con su mujer, pero retrasó su vuelta varios días hasta que me vio despierta y me dio el regalo. Fue un apoyo muy importante para Ilker y para mi familia.


Ismael, t'envio un petó ben fort per quan llegeixis això. T'estimo molt.

lunes, 29 de febrero de 2016

VISITAS E INCOMODIDADES

No sé qué tengo pero me duele el brazo izquierdo, y mucho. Siento que lo llevo vendado por completo y este vendaje ejercita una presión muy fuerte, pero especialmente en la mano que la siento totalmente comprimida. Como no me puedo mover me es imposible ver el vendaje, pero por lo menos ya puedo girar bien la cabeza de un lado a otro o asentir desde que esta mañana me han quitado el tubo de la boca.

Lloro, surge de mí un sentimiento de impotencia por verme en esta situación, ahora estoy despierta de verdad y soy consciente de dónde estoy y de que me he salvado de una operación muy arriesgada que tampoco tenía garantía de éxito al 100%. Necesito levantarme de la cama e ir al baño a hacer mis necesidades pero me es imposible. Me revuelvo en la cama, quiero salir de aquí para irme a casa porque ya no aguanto más.

Noto que alguien me está cogiendo la mano derecha, giro mi cabeza y...¡sorpresa! !Es mi tío Jordi! (hermano de mi padre) ¿Cuánto tiempo hará que no le veo? !Por lo menos dos años como mínimo! Me está hablando y cuando le miro veo que se emociona y empieza a llorar. La verdad es que a pesar que se va haciendo mayor sigue igual de guapo que siempre; alto, fuertote, con su pelo oscuro y su mirada penetrante. Pero tengo un problema bastante incómodo para mí, y es que necesito defecar urgentemente. No sé qué me pasa pero empiezo a sudar y sudar, estoy deseando que se vaya porque me da una vergüenza inmensa hacerlo delante suyo aunque él no vea nada porque estoy tapada pero seguro que el olor me va a delatar. ¿Qué voy a hacer? Me dice que soy una "tía fuerte" y una campeona, aunque no puede frenar su emoción dice que está muy contento de verme y que saldré adelante. Yo ya no sé qué hacer y me desespero, noto que vienen gases anticipando la tragedia y el sudor no cesa. Miro a mi alrededor hasta lo que me permite ver mi postura y veo que tengo una colcha de color naranja butano que me cubre hasta el cuello, pienso que no se va a notar porque es gruesa e inmediatamente y en contra de mi voluntad, empieza el festival.

Justo en ese momento veo a Carmen (la pareja de mi padre) entrando en la habitación, ¡uf menos mal que ha llegado! No la he visto desde el accidente e inmediatamente me pongo a llorar cuando la veo, quiero que me explique lo que me ha pasado en el brazo y porqué me duele tanto, quiero que le diga a mi tío que salga de la habitación porque me estoy muriendo de la vergüenza y el pudor pero sobretodo quiero decirle que estoy sedienta y tengo la boca tan seca que no puedo ni mover la lengua de lo acartonada que está. Me tranquiliza muchísimo verla, me da seguridad y confianza. Se pone en el sitio donde está mi tío y él se coloca detrás de ella. Me coge de la mano y me dice que no me preocupe, que todo irá bien y que saldremos de ésta, lo repite varias veces y mi tío finalmente se va. Entonces dejo que termine el festival respirando lo mejor que puedo y sudando horrores, no me da vergüenza hacerlo delante de Carmen. Cuando termino me calmo e intento hablar para pedir agua pero no se me entiende nada. Carmen me levanta levemente la mascarilla de oxígeno pero en vez de decir "agua" digo "aaa" y no entiende nada. Lo dejo por imposible. Me dice que han venido mis vecinas a verme y que ahora entrarán.

Entonces Carmen se va y entran ellas, también me sorprende verlas aquí, lejos de nuestro pueblo (a unos 45 Km) seguro que les ha costado llegar al hospital. La madre se llama Ani y tiene 52 años y su hija se llama Ana y tiene 16. Para mí ya son como de la familia, salimos todos los días juntas a pasear los perros cuando cae la noche y nos contamos nuestras vidas y cómo nos ha ido el día. Incluso tenemos una zona que le llamamos "el confesionario" que está situada al lado de unos contenedores de basura que hay en un descampado (vaya sitio!), pero como es una zona oscura y sin ruido allí damos rienda suelta cuando tenemos días en los que necesitamos despotricar sobre las injusticias de la vida o sobre alguien con quien nos hemos enfadado, nos desahogamos y después volvemos cada una a nuestra casa. Me alegro mucho de verlas, ellas también me inspiran mucha confianza y Ana es como mi hermana pequeña. Siento una gran impotencia y frustración por no poder hablar con ellas y rezo para que no huelan lo que hay debajo de la colcha. Ana dice que está estudiando para aprobar los exámenes de la ESO de recuperación que tiene en setiembre, que por mí lo va a hacer (siempre la machaco para que no deje de estudiar y últimamente había descarrilado con algunas asignaturas, siempre intento animarla para que no se venga abajo y siga esforzándose). Al cabo de unos minutos se van. He visto a mucha gente hoy pero todas las visitas han sido breves. Dadas mis circunstancias, lo agradezco.

A pesar de todo, me siento afortunada de tener a estas personas a mi lado, de que vengan a visitarme aunque no les pueda decir nada. Por mí, pero sobretodo por ellos voy a luchar al máximo que me permita el cuerpo y la mente para recuperarme, no quiero ver a nadie sufriendo por mí ni tampoco quiero ser una carga para nadie. Decido no obsesionarme con el brazo, cuando llegue el momento ya me enteraré de lo que ha pasado. Ahora sólo necesito que me limpien y dormir...



Nota: La colcha de color naranja fue fruto del efecto de la medicación, en realidad estaba tapada con las típicas sábanas blancas de hospital. Era mi primer día despierta después del coma inducido y por lo tanto el primer día que hacía mis necesidades dándome cuenta. La verdad es que pasé un mal rato...